sábado, 31 de octubre de 2009

El por qué de la vida

El sendero de la vida no está predestinado. El tiempo mismo nos muestra cómo son las cosas mientras averiguamos por qué estamos aquí en el transcurso de nuestra existencia. Estar consciente puede convertirse en una tortura: mientras más aprendemos -paradójica y relativamente- menos tenemos, menos sabemos en un esquema más amplio y cada respuesta representa un nuevo desafío, un reto a la no existencia; un viaje sin fin.
Nuestro desarrollo de la consciencia nos aleja de la verdadera esencia de la vida porque tendemos a pensar demasiado. No meditamos, sino que pensamos de manera excesiva y poco adecuada. Una mente sobreestimulada no está sana y esto provoca que una inestabilidad en la psique se manifieste en varios niveles. Nuestros instintos tenderán a desvanecerse si le restamos importancia a la práctica de la atención plena. Aunque el autoconocimiento es indudablemente imprescindible, tampoco podemos darnos el lujo de refugiarnos del mundo real en la introspección.  
Por otro lado, casi nadie examina las cosas en su conjunto, sino que se enfocan en cosas bien pequeñas disfrazadas de incógnitas con carácter fatal: "¿Cuál es el objetivo de la vida y qué significado tiene si todos vamos a tener que morir?, ¿Tiene sentido aprender, o vamos a olvidar todo?"
El objetivo de la vida es darle significado a las cosas en su conjunto, aunque nuestra habilidad de relativizar todavía no esté muy clara. No tengo miedo de morir; tengo miedo de estar vivo y no darme cuenta de ello, de gastar mis energías en cosas intrascendentes. Cada cual puede asignarle a la vida el significado que le plazca. El que hagamos de nuestra vida una de provecho dependerá enteramente de nosotros, independiantemente si se cree o no en un ser superior -esa es otra cuestión de la metafísica teleológica (y teológica también) que ya se tratará en otra ocasión.
El futuro ya ha sido escrito por cada uno de nosotros cuando no queremos entender el significado de nuestro ciclo programado de vida, cuando dejamos que ocurran las cosas y no nos preocupamos para nada. Le tememos sólo a lo que está por venir, siendo que en realidad olemos el aroma a muerte todos los días mientras buscamos dar respuestas a lo que está en el más allá.  
Muchos creen que la verdad de la muerte o su sentido es la liberación. Pero si la muerte termina siendo finalmente una liberación o un cambio es porque quien la experimenta así lo ha decidido. La idea de muerte no es más importante ni trascendente que la idea de desayunar mañana por la mañana. Sólo el significado que nosotros le damos hace que la muerte sea algo muy relevante y el desayunar mañana sea algo trivial. Lo que no es insustancial es lo que hacemos durante nuestro tiempo de vida, si se explota el potencial propio al máximo. En palabras de Gandhi: "Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir para siempre".

Lecturas recomendadas respecto al tema: 
El mundo de Sofía - Jostein Gaarder
El hombre en busca de sentido - Viktor Frankl
El sentido de la vida y las respuestas de la filosofía - Julian Baggini
Saber pensar - Rosa Argentina Rivas Lacayo 
Sólo usa esta mente - El Venerable Maestro Miao Tsan
En busca de los límites - Fernando Díez
El sentido de la vida (o la vida sentida) - Xavier Guix